miércoles, 11 de junio de 2014

JESÚS AMIGO
CAMINO DE PERFECCIÓN

No os pido sino que le miréis
Jesús amigo

Teresa nos enseña lo que podemos hacer, podemos acostumbrarnos, podemos enamorarnos, podemos procurar su amistad. Jesús del Evangelio no es alguien lejano, como un modelo a imitar, es alguien entrañable como un amigo cercano, alguien con quien estar.
Un amigo que quiere nuestra amistad, que nos ofrece la suya. Y que no pide grandes cosas, quizá sólo una, que queramos. que le busquemos, tal como somos, tal como estamos, sin grandes discursos, con palabras que salen del corazón, nos dirá Teresa.
Es un camino posible, un camino a recorrer. Se necesita constancia, “determinación”, no volver atrás. Aunque sea con esfuerzo, estando muchas veces con El tratando de amistad.
Confiarle nuestra vida, nuestras preocupaciones, nuestras inquietudes. Y no irnos de vacío, pedirle y esperar que El nos muestre las suyas, como hacen los verdaderos amigos.


Teresa sabe lo que podemos hacer para aprender a orar, podemos mirarle. Ella lo ha hecho muchas veces. Le ha buscando con todos los recursos a su alcance. Nos asegura que es posible, que podemos intentarlo.

Releemos el capítulo 26 de Camino de Perfección (CV), un capítulo a grabar en el corazón y en la memoria:

1. […] Representad al mismo Señor junto con vos y mirad con qué amor y humildad os está enseñando. Y creedme, mientras pudiereis no estéis sin tan buen amigo. Si os acostumbráis a traerle cabe vos y El ve que lo hacéis con amor y que andáis procurando contentarle, no le podréis -como dicen- echar de vos; no os faltará para siempre; ayudaros ha en todos vuestros trabajos; tenerle heis en todas partes: ¿pensáis que es poco un tal amigo al lado?

2. ¡Oh hermanas, las que no podéis tener mucho discurso del entendimiento ni podéis tener el pensamiento sin divertiros!, ¡acostumbraos, acostumbraos! Mirad que sé yo que podéis hacer esto, porque pasé muchos años por este trabajo de no poder sosegar el pensamiento en una cosa, y eslo muy grande. Mas sé que no nos deja el Señor tan desiertos, que si llegamos con humildad a pedírselo, no nos acompañe. Y si en un año no pudiéremos salir con ello, sea en más. No nos duela el tiempo en cosa que tan bien se gasta. ¿Quién va tras nosotros? Digo que esto, que puede acostumbrarse a ello, y trabajar andar cabe este verdadero Maestro.

3. No os pido ahora que penséis en El ni que saquéis muchos conceptos ni que hagáis grandes y delicadas consideraciones con vuestro entendimiento; no os pido más de que le miréis. Pues ¿quién os quita volver los ojos del alma, aunque sea de presto si no podéis más, a este Señor? Pues podéis mirar cosas muy feas, ¿y no podréis mirar la cosa más hermosa que se puede imaginar? Pues nunca, hijas, quita vuestro Esposo los ojos de vosotras. Haos sufrido mil cosas feas y abominaciones contra El y no ha bastado para que os deje de mirar, ¿y es mucho que, quitados los ojos de estas cosas exteriores, le miréis algunas veces a El? Mirad que no está aguardando otra cosa, como dice a la esposa, sino que le miremos. Como le quisiereis, le hallaréis. Tiene en tanto que le volvamos a mirar, que no quedará por diligencia suya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario