martes, 8 de marzo de 2016

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

MADRID, España.
Anselm, Reginette, Margarita y Judith, son los nombres de las cuatro religiosas de la congregación de las Misioneras de la Caridad, asesinadas el pasado viernes en Yemen. En el Día internacional de las mujeres, nuestro sentido homenaje. Junto a ellas recordamos a tantas niñas y mujeres que sufren discriminación, no se respeta sus derechos, no se las considera, o se las mata.
El viernes 4 de marzo un grupo de grupo presuntos terroristas islámicos ingresaron al convento de la congregación de las Misioneras de la Caridad, en Yemen, y asesinaron a las cuatro religiosas -dos de Ruanda, una de la India y otra de Kenia-, junto a doce personas más. Se desconoce el paradero del padre Tom Uzhunnalil, salesiano, el único sacerdote católico que quedaba en Aden.


El domingo 6, durante el rezo del Ángelus el Papa Francisco ha dicho: “Estos son los mártires de hoy. Y estos no son portada de los periódicos, no son noticia. Estos dan su sangre por la Iglesia”, expresó emocionado.
Mons. Paul Hinder, Vicario Apostólico de Arabia del Sur, responsable del trabajo apostólico en esta región de inmensa mayoría musulmana, dijo "no hay duda que las hermanas han sido víctimas de odio contra nuestra fe”. Y reiteró, “cuando digo que ‘murieron por odio a la fe’ quiero decir que las misioneras de la caridad murieron como mártires: como mártires de la caridad, como mártires porque testificaron a Cristo y compartieron mucho de Jesús en la cruz”.  
Esa misma mañana, sin saber que pocas horas después les esperaba el martirio, las hermanas asistieron a la Santa Misa como cada día antes de iniciar su labor entre los más pobres. Tras la Santa Misa y apenas unos momentos antes de ser asesinadas, rezaron como cada mañana una oración que se ha podido conocer gracias al Vicario Apostólico de Arabia del Sur, Mons. Paul Hinder, en declaraciones a ACI prensa:
Señor, enséñame a ser generoso.
Enséñame a servirte como lo mereces;
a dar y no calcular el costo,
a luchar y no prestar atención a las heridas,
a esforzarme y no buscar descanso,
a trabajar y no pedir recompensa,
excepto saber que hago tu voluntad.
Mons. Hinder explicó que en esta región “hay algunos grupos radicales que simplemente no soportan la presencia de cristianos que sirven a los más pobres de los pobres”, pues esto va en contraste con el sistema existente; aunque la población de Yemen “estima y aprecia a las misioneras de la caridad y su dedicado servicio”.
Asimismo, el Prelado se refirió al silencio de los medios de comunicación o –en otros casos- su tendencia a ocultar el motivo religioso de este asesinato. “Sería muy difícil no ver que este hecho fue motivado por una mente religiosa confundida; simplemente no podemos encontrar otra razón”, indicó.
Mons. Hinder dijo que este ataque al convento de la congregación fundada por la Beata Madre Teresa de Calcuta “revela, primero que todo, que la guerra en Yemen continúa a pesar de los intentos negociadores”. “Hay grupos, especialmente en la región de Aden, que no están bajo el control del gobierno regular y tratan de desestabilizar el país y aterrorizar a la población”.
En ese sentido, explicó que ahora “los pocos católicos que hay en el país no tendrán otra opción que ser lo más discreto posible y esperar hasta que la paz se restablezca”. Además, la inseguridad que reina en el país ha ocasionado que con certeza se haya reducido drásticamente el número de fieles y no se tienen cifras exactas de la comunidad católica local.
Este es el segundo ataque que sufren las misioneras de la caridad en Yemen. La primera vez ocurrió en julio de 1998, cuando hombres armados atacaron su centro de cuidados para discapacitados en la ciudad de Al Hodeida, a orillas del mar Rojo, donde murieron dos enfermeras, una india y otra filipina.
Desde el año pasado Yemen sufre un sangriento conflicto entre el movimiento rebelde chiita de los hutíes contra el gobierno del sunita Abdo Rabu Mansur Hadi y una coalición de países árabes encabezada por Arabia Saudita, que lleva a cabo una ofensiva aérea contra los insurgentes desde 2015. Según la ONU, este conflicto ha dejado hasta el momento más de 6.000 muertos.
En medio de esta guerra, en septiembre del año pasado otro grupo de hombres armados ingresó a la iglesia de la Sagrada Familia, en Adén.
El martirio de las cuatro misioneras de la caridad a manos de extremistas musulmanes se suma al de los más de 50 cristianos decapitados por el Estado Islámico en las costas de Libia en febrero y abril de 2015; al de los más de 140 estudiantes asesinados en la Universidad de Garissa (Kenia) por Al Shabab en abril de ese mismo año; y a los muchos otros cristianos asesinados por extremistas musulmanes en Irak, Siria y otras zonas de Medio Oriente y África.
Información de Eduardo Berdejo, ACI Prensa

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