sábado, 14 de mayo de 2016

RECLAMANDO DIGNIDAD: DERECHOS HUMANOS

jueves, 12 de mayo de 2016
Dura y valiente carta de denuncia del párroco del barrio de Las Cuevasde Guadix
"Estamos condenando a más de 30 niños a ser simple, lisa y sencillamente “niños basura” 


Queridos feligreses y amigos:

En nuestras cuevas, por arte y parte de la crisis económica que nos aflige desde hace, poco más o menos, 10 años, se han vuelto a poblar los cobarrones de la parte más alta de las cañadas de Gracia y Ojeda, no sólo con familias venidas de fuera, sino con otras de Guadix de toda la vida, cuya situación económica, lejos de mejorar ha empeorado.


Cuevas que hace muchos años estaban destinadas al abandono o al refugio de animales, ahora se ven de nuevo habitadas por personas, pero con múltiples carencias de toda naturaleza: agua, electricidad, alcantarillado, recogida de basuras, asfaltado de las principales veredas... barro hasta la cintura cuando llueve y polvo hasta los ojos cuando hay sequía; o sea, un lugar insalubre e inhabitable.

Recientemente, un total de 10 cuevas con 15 adultos y 24 niños han quedado sin electricidad siquiera... no es fácil de solucionar, pues el servicio eléctrico era peligroso, especialmente en tiempos de humedad, pues las tomas estaban hechas desde el alumbrado público... pero, como en estos tiempos los fraudes grandes sólo los pueden hacer los ricos, los pobres no pueden ni engañar un poco. Este cura de las cuevas no puede aplaudir el engaño, pero no deja de proclamar que si robas un poco eres un ladrón, pero si robas un mucho eres un ministro.

En este sector pequeño de nuestras cuevas se siguen produciendo situaciones peligrosas en extremo: ¿se imaginan lo que podría suponer un caso de enfermedad contagiosa entre tanto niño y tanto adulto? ¿Por qué los servicios de limpieza no funcionan como en el resto de la ciudad? ¿Qué impide un control más severo de la compraventa de estupefacientes? ¿Por qué los bomberos no actúan cuando se produce un incendio en una cueva? ¿Se puede llamar aseos y retretes a agujeros inmundos o simples defecaciones al aire libre, cuyos excrementos pueblan la cúspide de los cerros?

Estamos condenando a más de 30 niños a ser simple, lisa y sencillamente “niños basura”. Yo tendría que pedir perdón por semejante calificativo, pero no me da la gana, porque el problema no es que yo les llame así, sino que quiero llamar la atención del lector con esta durísima calificación, para poner de relieve que no hay derecho a condenar a la infancia a crecer entre la indigna mugre.

He afirmado ya, y ahora lo hago con enérgica contundencia, que en las zonas referidas ha fallado la sociedad entera y que el requerimiento de, al menos, 50 soluciones urgentes, dependen directamente de 50 instancias implicadas: ayuntamiento, limpieza, policía municipal, bomberos, protección civil, jefatura de sanidad y servicios médicos, servicios de agua y electricidad, alcantarillado público, vigilancia de la escolarización, brigadas antidrogas, servicios de prevención de la Junta de Andalucía y la Diputación para el machismo y violencia doméstica, educadores de calle y servicios de infraviviendas autonómicos, provinciales y municipales, etc.

Los que viven en estas tremendas condiciones son tan españoles como tú y como yo y el nuestro es un estado social y democrático de derecho. La Constitución ampara a todas estas personas, pero los políticos de todo signo retardan las soluciones de un problema que ha de suponer una vergüenza para esta ciudad y una flagrante injusticia para sus víctimas, especialmente los numerosos niños que están creciendo entre el estiércol putrefacto del vómito social... esto sin cargar las tintas.

Dicho todo lo cual, cabe preguntarse ¿Qué hace la Iglesia? Pues bien, la Iglesia, Católica, a través de las parroquias y sus Cáritas parroquiales y catequesis, y mediante la Institución Teresiana, sus colegios, comedores y centro sociocultural Pedro Poveda, hace lo que puede en los siguientes campos:

La Cáritas parroquial dignifica a las personas con talleres de economía del hogar, higiene personal y doméstica, habilidades sociales y urbanidad, educación de los hijos y resolución de conflictos, costura y confección, reparación de ropas y adaptación de enseres domésticos... finalmente este año, también se han puesto en marcha los talleres para ayudar a “hacer los deberes” de los cursos de Educación de Adultos, para obtener el certificado de estudios primarios. A cambio de la participación en estas actividades, las familias reciben abundante ayuda alimenticia y de otra naturaleza, según los casos. El principio fundamental es “ayúdate y te ayudaré”, de manera que corrijamos la existencia de una Cáritas meramente asistencial y pasemos a ir creando una Cáritas parroquial verdaderamente promocional. En Cáritas luchamos por la justicia y por la dignidad de las personas a ejemplo de San Pedro Poveda. Además, las parroquias promueven la participación infantil en la catequesis, en plenitud de igualdad con todos.

La Institución Teresiana, desde sus colegios y guardería, educa desde hace más de 80 años a los niños de las Cuevas, y les da de comer en el comedor escolar, herencia y continuidad del que en su día abrió la parroquia hace muchos lustros. Estamos hablando de un colegio concertado que recibe premios, incluso de las instancias públicas andaluzas, que no es poco. Además, el Centro Sociocultural Pedro Poveda y sus talleres de peluquería, cerámica, gimnasia de mantenimiento, informática, manualidades, punto de cruz, corte y confección... etc., es una de las principales instancias educativas y dignificadoras de la condición social, especialmente la femenina. La obra de San Pedro Poveda continúa por medio de la institución, en múltiples facetas de formación personal que hace “más personas” a los moradores de las cuevas de Guadix.

Ahora bien, no le compete a la Iglesia sino una labor subsidiaria que ayude y colabore con las instituciones estatales. Es a las instancias cívicas y públicas a las que se les puede y debe exigir, con tanto respeto como contundencia, la solución de unos problemas personales y sociales, que está garantizada en nuestra legislación democrática.

La lucha por la justicia nos compete a los cristianos en el orden moral, pero en el orden legal es competencia de los poderes públicos. Estos niños crecen en la basura y desentenderse de este hecho es ser cómplice del mismo.

Manuel Amezcua Morillas. Cura de las Cuevas.

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