Abanico de verano
¡Es algo tan sencillo!.. Al alcance de todos.
Solo un haz de varillas y un eje que las
une. Pero pone una nota de color y alegría cuando llega el verano. Porque siempre está ahí, servicial y sin ruido, dejando que lo
muevan las manos, cualquier mano, que busca un poco de aire, de alivio y de descanso.
Quizá es un bello signo para hacer de tu vida
un humilde instrumento, a modo de
abanico de ese "feliz verano",
que llenará los campos de flores y de
espigas con lo que hayas
vivido, amado y entregado.
Será feliz verano, si en medio de este tiempo de calor y sequía
tu presencia cercana, allí donde te
encuentres,
es como un AIRE limpio que alienta y
reconforta, que refresca y renueva.
Feliz, si en la mañana abres tu
ser entero al VIENTO del Espíritu;
y a lo largo del día repartes y regalas lo
que Él te dio primero:
alegría, esperanza, paz y misericordia.
Feliz,
si el mar o el monte te regalan su BRISA,
ensanchan tu mirada, y ponen en tus pasos alas de audacia nueva
para llegar más lejos, donde
el amor te llama.
Feliz, si a Dios encuentras o dejas que te
alcance en medio de las gentes,
y notas en el rostro
su SOPLO que te envía
a ser para el hermano el hombro que se
ofrece, el corazón que escucha, el bálsamo en la herida.
Feliz,
si son tus manos, tus pasos y tu vida, generoso abanico
que se brinda gozoso para ofrecer ALIENTO, bienestar
y descanso,
para
estar siempre a mano cuando nos falta el aire...
Feliz, feliz verano,
si al caer cada tarde, y al final del estío, sólo queda una
cosa:
la historia de tu amor que quiso hacerse
brisa, y soplo de aire fresco,
y sencillo ABANICO que pasó haciendo el bien con
mil gestos de entrega.
¡Feliz verano! Con mi recuerdo y un fuerte abrazo,
Elvira M.
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